jueves, diciembre 24, 2009

Un año menos

Otro año que tiramos por encima del hombro, así como una botella vacía de la que ya poco se puede sacar. Si acaso aún quedan un par de cenas, o comidas, dos borracheras más al fin y al cabo, pero al menos de esas reposadas que se disfrutan en familia, y que todos los años acaban evocando las mismas anécdotas de cuando tenías tres años y dejaste lo dientes en un muro por no girar tu triciclo, o le robaste las bragas a tu hermana, o te perdiste en la Alhambra y no te encontraron en dos horas... Nostalgia, le dicen.

Pero al reptil que escribe el año que termina le sabe a poco, no le salen las cuentas. Le ha faltado tiempo. Le han quedado en el tintero unas cuantas historias por contar: La entrega de premios de la Virtua Bartolo Racing League, una historia de grillos, un curso de escritura de best sellers, terminar la historia de R.O.G.E.L.I.O., el robot melómano que todos querríamos tener como amigo. En fin, que parece que el año que viene seguiremos por aquí, contando las mismas historias. O no.

sábado, diciembre 19, 2009

Qué bien te lo montas, Beck

Beck es uno de los primeros músicos que el dr. Alergia y yo escuchamos en nuestras vidas adolescentes, de esos que podríamos calificar de “modernos”. Musicalmente empezamos (descontando cintas de zapato veloz y cd’s de Roxette, en las que todo rapaz puede pecar) por lo fácil, lo que teníamos en casa: Stones, Queen, Beatles, Doors, nada que nos os podáis esperar. Pasaron algunos años hasta que nuestros gustos se fueron definiendo, Radio 3 apareciera en nuestros diales, y el tito Avalon nos educara con su sapiencia y gusto. Fueron años duros, dijo él con la mirada perdida en el horizonte.

Pero Beck ahí estaba casi desde el principio. Probablemente empezamos con Loser, el single que lo lanzó a la fama, yo luego recuerdo aquella canción con aire de bossanova del Mutations, y el Midnite Vultures, el primer y único disco original que de él me compré. Más tarde llegaría a mis manos una copia que aún conservo (durante la época en que nos esforzábamos por hacer fotocopias en color de la portada y contraportada) del Odelay, disco anterior al Vultures, pero igual de potente (aunque con más toques hiphoperos y menos disco). Le teníamos ganas, al bueno de Beck. Por aquella época empezábamos a ver la luz, y el angelino y el Things to make and do de Moloko, eran dos de las bombillas que más brillaban. Y entonces nos la metió. Hasta dentro.

Doctor Music 2000, en La Morgal. Pet Shop Boys, Paul Weller, Lou Reed (dejad que me olvide de los conciertos de Dover, M-Clan, la Bloodhound Gang y Molotov, por favor) y como no, nuestro amigo. Menudo, chupado, con la cara pálida y puede que incluso maquillada y sus piernillas enclenques, dio uno de los mejores conciertos del festival. Flipamos. Luego lo volvimos a ver tres años después en el Benicassim, y ahí ya pudimos ejercer de modernos con el consabido a mí me gustó más en el Doctor, cuando no lo conocía tanta gente.

A partir de ese momento yo ya le perdí un poco la cuenta, y el dr. Alergia podrá hablar con más conocimiento. Publicó el Sea Changes, el Güero, The Informant y Modern Guilt, y se paseó por el folk, el disco, el hip hop y por todo lo que le dejaron. Al margen de gustos, el tipo es de lo más interesante que yo he escuchado en las dos décadas musicales que me conozco.

¿Y ahora qué? Pues ahora se saca de la manga algo que le ha dado por llamar Record Club, que viene a ser algo así como me reúno con mis colegas, hacemos el pijo, cantamos lo que nos sale de la punta y lo grabamos. Sólo dos apuntes. El primero es que cada día que se junta con sus amigos, entre pijada y pijada graban un disco completo, sin ensayos previos. De la primera a la última canción. El segundo es que sus amigos no son una mala pandilla con la que juntarse para grabar un disco: Devendra Banhart, Nigel Godrich, MGMT, Wolfmother, Feist, Wilco… así yo también grabo discos, coño.

¿Y qué se ha grabado? Pues por ahora lleva dos, y está por el tercero. Y qué dos. Aquí la pandilla no se la ha jugado (o sí), y han optado por versionar dos clásicos básicos a saber, The Velvet Underground & Nico, y The Songs of Leonard Cohen, de los cuáles os dejo sendos links para que los disfrutéis, a pesar de que me esté convirtiendo en un criminal peligroso. Si viviera en vuestras ciudades os dejaría que los copiarais de mi disco duro y entonces no habría problema para mí, aunque los criminales podríais ser vosotros, no sé, quizás os podría grabar el disco en un cd, o en un casette…¿eso sería delito? Entonces, ¿el delito está en la cantidad de copias que ofreces? Porque en ese caso, con los niveles de audiencia del Bartolo no corremos ningún peligro. Una pregunta, ¿si os dejo un libro para que lo leáis y os ahorro el comprarlo estoy cometiendo un acto de piratería? ¿Las bibliotecas son las arcas del tesoro de los piratas? Bueno, que me lío yo sólo. Simplemente espero que me paguéis lo que me debéis por pasaros el cd, creo.

Cada uno generará su propia opinión aleatoria sobre los discos, los haya escuchado o no, pero creo que como poco, merecen la escucha. A mi juicio el resultado es algo irregular, pero partiendo de la base de que han escogido discos donde todas, todas, todas las canciones son sublimes, la cosa no puede ir tan mal. Aunque no sepas de vinos, gastándote cincuenta euros en una botella piensas que no puedes fallar, pues esto es algo parecido.

Mi compañera de piso entró el otro día en casa y al escuchar el So long, Marianne, protestó vagamente, algo así como que si no habían encontrado otra canción que destrozar. Puede que tenga razón, puede que yo sea un esnob, pero en ese caso todo va bien; seguro que el año que viene alguien llamará a mi puerta para ofrecerme ser jurado en un festival de cine.

lunes, diciembre 14, 2009

Ya vuela el A 400M

El avión de transporte más grande que se haya ensamblado en España, el proyecto más ambicioso en el que ha tomado parte la aeronáutica patria, por fin ha despegado. Ha costado, pero tras una larga espera y unos últimos tres años de tensa incertidumbre, la familia de aviones española ya tiene un nuevo hermano. Más grande que cualquier otro.

Pero yo no voy a escribir para relataros las bondades de la aeronave, ni las especificaciones técnicas que seguro la Wikipedia ya conoce al dedillo; tampoco voy a excederme en imágenes aunque si me permitiré colgar un vídeo de su espectacular despegue (el piloto lo calificó de sparkling, un tal Mr Armstrong –con ese nombre tiene que ser buen piloto seguro, de hecho tiene que ser bueno en todo). Yo quiero escribir para quejarme, ya que si Javier Marías tiene derecho a quejarse una vez a la semana en público, por qué no el resto de nosotros.



El caso es que desde el viernes 11 de diciembre, fecha en la que realizó el primer vuelo, no he leído en la prensa española más que quejas. ¿Que de qué se quejan? Pues de que ha sido un proyecto muy costoso, que lo va a ser más aún, que lleva dos años de retraso, que los gobiernos no tienen claro si seguir adelante con el proyecto o no… En fin, que cualquiera no diría que el avión lo han volado los franceses y lo único que queremos es arruinarles la celebración.

No se puede negar que el proyecto ha tenido (y tiene) grandes inconvenientes que superar: sobrecostes y retrasos en la fabricación, han encarecido y retrasado notablemente el desarrollo planificado del A 400M, si bien es cierto que en aeronáutica, los plazos de tiempo y las planificaciones son muy relativas. Por poner dos ejemplos próximos, el A 380, el famoso superjumbo europeo en el que también participó España aunque de forma no tan notable, se retrasó más de dos años y el Boeing 787 Dreamliner, el esperado nuevo desarrollo de la aeronáutica americana, se esperaba que volase en Septiembre de 2007 y a fecha de hoy todavía no ha sido capaz. ¿Quiere decir esto que la situación del avión de transporte ya no es preocupante? En absoluto, simplemente es un intento de reflejar la problemática del mundo aeronáutico.

Lo que un cocodrilo no es capaz de entender, es por qué la clase política nacional hace gala de un silencio inquietante. El día que el A 380 voló, Chirac, Blair, Schroeder y Zapatero hablaron de las maravillas del nuevo avión, y la prensa mundial se rindió ante la evidencia. Estoy seguro de que los americanos harán lo propio el día que su B787 vuele, y demuestre que aviones fabricados con un 50% de materiales compuestos pueden ahorrar hasta un 20% de combustible. Mientras tanto, en la villa hispalense, el rey y la ministra de defensa presenciaron el vuelo y el resto de la clase política europea calló.

Y lo que menos aún puede entender un reptil, es a qué se debe la actitud de la prensa española, tirando piedras contra su propio tejado. Sin distinciones de grupos mediáticos, tanto los afines al PSOE como los contrarios, la gran mayoría de los medios de comunicación apenas se hizo eco de la noticia, y además lo hizo en un tono casi de reproche. ¿Acaso no son conscientes del hito que representa? El más complejo proyecto de la ingeniería de transporte en el que hemos trabajado (o al menos colaborado con tal presencia, casi un 20% del total de carga trabajo), y no sabemos más que renegar del proyecto.

La situación resulta más lastimosa este año, en el que tanto políticos como prensa se pasan el día hablando de “cambiar el modelo productivo nacional”. Qué querrán decir con eso, lo ignoro. Probablemente se refieren a que nos hagamos todos futbolistas y modelos de lencería, quién sabe. Pero es una lástima, ya que nada mejor que hacer publicidad de este avión para promocionar el trabajo técnico cualificado que se hace este país. Igualmente ocurre con tantos otros sectores industriales o científicos españoles, ninguneados por la media.

España es un país de cariz no-belicista, en comparación con otros países de occidente. Esto nos ha costado y nos cuesta figurar relegados en el plano internacional por detrás de otros países menos poblados, menos ricos y con menor presencia internacional, y además la entrada a grupos exclusivos (G8, G14, Consejo de Seguridad de la ONU…) nos es vetada por esto. Ignoro si de paso, la reticencia a hablar del A 400 M se debe a que la M es de Military, podría ser. Desgraciadamente, la industria y la ciencia aeroespaciales están íntimamente ligadas al sector militar. De todas formas mucho me temo que esto poco o nada tiene que ver, y sospecho que en este país nuestro, simplemente, eventos así simplemente se consideran aburridos, si es que siquiera se los tiene en cuenta.

jueves, diciembre 10, 2009

¡Que entre la siguiente semana!

Una semana complicada, ajetreada, de esas que necesitas que pasen rápido pero se empeñan en no acabar, puede empezar tranquilamente el lunes en que te das cuenta de que el primer proyecto del que te nombran responsable en tu trabajo, va a necesitar dos semanas más de lo previsto para terminarse. Así podría empezar una semana liosa pero claro, necesitas algo más para poder llamarla así.

Por ejemplo, yo añadiría un curso de veinte horas a repartir en cinco tardes, a cuatro horas la tarde. Cojamos cuatro tardes para esta semana dichosa (dejemos el primer día, el de presentación, para la semana anterior), y nos quedamos con que para el lunes, martes, jueves y viernes tenemos ya comprometidas doce horas antes de empezar.

Como el miércoles queda un poco libre, metamos un viaje de trabajo a Madrid para conocer a la gente que desde allí está metida en nuestro mismo proyecto. Uno se levanta a las seis de la mañana y vuelve a las siete aunque vale, el AVE dura cinco horas entre ida y vuelta y ahí podemos descansar. Pero no lleguemos al miércoles tan pronto, ¿qué tal si un día antes nos quedamos sin bombona de butano a media ducha a las siete de la mañana?

Bueno, ahora ya estamos en Madrid el miércoles. Una verdadera lástima que nada más llegar nos digan que las personas que queríamos conocer han anticipado el puente y se han ido de vacaciones, sin avisar ni nada. Miras el reloj, y te lamentas por las cuatro o cinco vueltas que le acabas de regalar.

Pero sigamos, que la acción no espera. Ahora decides llamar a tu jefe para decirle que en Madrid no vas a poder resolver ni una sola de tus dudas, pero tu teléfono se interpone entre los dos y te dice que no reconoce la tarjeta, que no tiene nada ver con ella, que no hablan el mismo idioma, y que cualquier aspecto que los relacione o que puedan tener en común es pura coincidencia. En definitiva, que no reconoce la tarjeta y que vayas a una tienda a que te la cambien.

De vuelta a Sevilla, esa fantástica tarde que tenías libre y que tan bien ibas a aprovechar, se convierte en una búsqueda de una tienda de móviles. La encuentras, le sonríes a la dependienta y cuando ella te mira con indiferencia ya no sientes el peligro que se avecina, simplemente notas al destino sonriendo de oreja a oreja a tu espalda y no te importa. Le preguntas a la tipa si te puede copiar la agenda de contactos a la nueva tarjeta, y te responde sin alzar la vista y con voz lacónica tras apretar un botón verde de la maquinita: Ahora ya no.

De vuelta a casa, con tu flamante tarjeta desmemoriada, descubres tus regalos de Navidad, los que te van a hacer dentro de veinte días, así por azar, buscando algo que ya has olivado qué era aunque probablemente fuese una agenda de contactos que nunca existió.

El jueves llega una buena noticia, vas al baño. Esperar este momento desde el lunes no ha sido de tu agrado, pero parece que el resto de la semana tu tubo digestivo descansa. Por cierto, la bombona sigue vacía. De camino al trabajo, te llaman del hospital para preguntarte por qué no has ido a la prueba que te iban a hacer el miércoles por la mañana, esa para la que has tenido que esperar ocho meses en la lista de espera. Obviamente les dices que estabas en Madrid en un viaje muy importante.

Y el viernes, cuando hablas con tu madre por teléfono, le preguntas dónde puede estar una libretita que tenías con todos los números de teléfono de tus amigos apuntados y te responde que no sabe, que se debió perder en la última mudanza, aquella que hicimos en el 96. Luego ella te pregunta qué tal ha ido tu semana y ya, por fin, sabiendo que el fin de semana es lo único que te separa de la próxima semana, no puedes evitar reírte.

PS, Mandadme vuestros números de teléfono, por favor.